CORO
Alabemos las glorias de María
su Venida cantemos sin cesar
por doquiera se entonen melodías
en el cielo, en la tierra y en el mar.

SOLO
Cual aurora de bellos resplandores
que aparece radiante en lontananza
y a la flor comunica sus colores
y al ambiente su plácida bonanza.
Fuiste Tú para el Pueblo Ilicitano
en aquel venturoso y feliz día
que viniste, ¡oh, prodigio soberano!
esparciendo la dicha y la alegría.

DÚO
Un horno encendido, de castos amores
te ofrece en loores tu pueblo leal,
pues Tú siempre fuiste su dulce consuelo
su Reina, su cielo, de dicha eternal.
No olvides que el pueblo rendido te adora
libradle, Señora, de toda impiedad.